
Mientras me acomodaba en mi sofá de terciopelo verde esmeralda, ese que alguna vez juré que sería la pieza estrella de mi sala, me encontré pensando: ¿Cuántas veces tomamos decisiones de diseño convencidos de que son perfectas, solo para darnos cuenta unos años después de que tal vez no lo eran tanto? Las modas y tendencias nos atrapan fácilmente, pero a veces, lo que parece una gran idea en el momento, termina siendo algo que preferiríamos cambiar más pronto que tarde. Tal como pasó con el sofá verde de terciopelo.
1. Las paredes de acento

La clásica pared de acento. Todos hemos caído en la trampa de pensar que una explosión de color en una sola pared (o, peor aún, un papel tapiz con un patrón audaz) solucionaría todos nuestros dilemas decorativos. Sin embargo, cinco años más tarde, esa pared brillante puede comenzar a parecer fuera de lugar, dominando el espacio de una forma que ya no se siente tan fresca o emocionante.
2. Muebles minimalistas incómodos

El minimalismo ha estado en boca de todos por un buen tiempo: espacios limpios, líneas sencillas, menos es más. Pero, ¿Qué sucede cuando ese sofá de diseño minimalista que tanto te encantaba no es lo más cómodo? Puede que luzca impecable en las fotos, pero si cinco años después no encuentras consuelo en él, quizás fue una elección más estética que funcional. Y al final del día, lo que realmente necesitas es un sofá en el que puedas acurrucarte, no solo admirar.
3. El dominio del gris

Si eres Millenial como yo, sabes que hubo una época en la que el gris lo invadió todo. Parecía la solución perfecta para quienes buscaban un neutro sofisticado. Desde las paredes hasta los muebles, el gris se convirtió en sinónimo de modernidad. Pero cinco años después, este esquema monocromático puede empezar a sentirse… monótono. Tal vez quieras añadir algo de color, algo que traiga un poco más de energía y calidez a tu espacio, y el gris, aunque elegante, empieza a parecer una elección demasiado fría.
4. Exceso de plantas de interior

No me malinterpretes, amo las plantas interiores. Traen vida y frescura a cualquier espacio. Pero cuando tu sala empieza a parecer una selva tropical, es posible que te preguntes si realmente necesitas tantas. Todo tiene un límite. La moda de llenar cada rincón con vegetación puede ser tentadora al principio, pero con el tiempo, mantener tantas plantas saludables y en buen estado puede resultar más agotador que relajante. A veces, menos es más, incluso con plantas.
5. Seguir todas las tendencias al pie de la letra

Es fácil caer en la tentación de seguir las tendencias más recientes. Después de todo, las redes sociales y las revistas están llenas de ideas que parecen irresistibles. Pero llenar tu casa con muebles y accesorios que gritan “tendencia de 2020” puede no ser la mejor estrategia a largo plazo. Cuando tu hogar empieza a parecer una cápsula del tiempo de una moda pasada, podrías desear haber optado por piezas más atemporales y versátiles.
Tomar decisiones de diseño no es tarea fácil, pero…
El diseño de interiores es personal, y lo que funciona para ti hoy puede no ser lo que funcione en cinco años. Las tendencias vienen y van, y lo importante es encontrar un equilibrio entre lo que está de moda y lo que realmente te hace sentir bien en tu espacio. Antes de tomar decisiones impulsivas, piensa: ¿esto seguirá gustándome dentro de unos años? Si la respuesta es sí, ¡adelante! Pero si dudas, quizás sea mejor reconsiderar y optar por algo que realmente refleje tu estilo a largo plazo.